A mediados de la década de los ’80, Richard Stallman fundó el proyecto GNU y la Free Software Foundation. El propósito de esta última es brindar soporte (financiero y en términos de infraestructura) a las actividades del primero. Por otro lado, una de las contribuciones más significativas de la FSF es la licencia GPL. Dentro de las licencias libres, la GPL es la más utilizada en el mundo del software libre y de código abierto. Veamos las características que comparte con las demás, y cuál la que la distingue del resto.
Las licencias libres
Para empezar, recordemos las condiciones que debe cumplir una licencia para ser considerada libre:
0) Permitir el uso del software para cualquier propósito
1) Brindar acceso al código fuente para estudiarlo y/o agregar modificaciones
2) Admitir la redistribución del software (de manera gratuita o a cambio de dinero)
3) Autorizar la distribución de versiones modificadas
Cuando un programa nos ofrece las cuatro libertades mencionadas arriba, decimos que se trata de software libre.
Además, la GPL incluye el concepto de copyleft. Este método asegura que las obras derivadas de cualquier programa o recurso protegido por la GPL deban ser liberados utilizando la misma licencia. Esto impide que intermediarios utilicen software libre amparado bajo la GPL para crear programas privativos.
Otras licencias libres
En el sitio web del Proyecto GNU podemos encontrar una lista de las licencias libres. Algunas de ellas son compatibles con la GPL, mientras que otras no. Por otro lado, existen licencias que no incluyen el copyleft dejan la puerta abierta a que alguien utilice software amparado bajo las mismas y cree software privativo. Esto también sucede con programas que están liberados en el dominio público.
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